Chúpame un pie.
En general vivimos en una sociedad en la que parece que sólo se puede ser feliz, que estar triste está mal visto y ya ni os cuento ser un hater que manda a la gente a chupar un pie… pero con cariño ¡eh!. Las RRSS han cambiado nuestra forma de comunicarnos, de expresarnos e incluso de sentir. Si echamos la vista atrás nos damos cuenta de que nuestros padres vienen de la cultura del trabajo, los millenials de la cultura de la felicidad y las nuevas generaciones van encaminadas a la cultura de las apariencias. Parece que dicho así es fácil agrupar y etiquetar el eje principal de los pensamientos que definen cada generación, y no lo es, pero el tiempo ayuda a ver las cosas más simplificadas. Eso, o es que yo soy una perezosa que busca organizar las generaciones de una manera simplista y poco objetiva.
Generalizar nunca gusta. Pero con esta afirmación ya lo estoy haciendo. Y así nos convertimos en personas que buscan su propia voz, ser especiales y diferenciarse de los demás. Pero si todos hacemos lo mismo, ya es una tendencia generalizada. Pero no nos gusta generalizar. Y volvemos a empezar.